sábado, 6 de octubre de 2007

Los Heraldos Negros

El objetivo de este blog es dar cabida a poemillas propios, sin más pretensión. Sin embargo, por varias circunstancias, en los últimos días me viene machaconamente a la cabeza este hermoso y rotundo poema del gran César Vallejo. No puedo resistirme a ofrecerle una oportunidad más a quien quiera leerlo.
Es un poema que llega a cualquier sensibilidad, pienso. Refleja lo mejor del sentir huérfano, náufrago y comprometido con la vida por parte de su autor. No tengo palabras que puedan llegar a la suela del zapato de estos versos.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas obscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán talvez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé!

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